Las patronales tratan de sacarse de encima a los que luchan para hacer avanzar el ajuste.
Estamos hablando de una de las principales avícolas del país, RASIC, Cresta Roja, y de una de sus plantas de procesado. Una planta que por sí sola saca al mercado de 185 a 200 mil pollos por día, contando con 1500 operarios. Una empresa que viene pagando sin problema los salarios, que exporta también sin problemas y que quiso declararse en crisis, cosa que fuera rechazada por la justicia.
También estamos hablando de una planta, en El Jagüel, donde si uno se acerca al bloqueo los laburantes te explican que acá “la gente es la que manda” pero que todas las diferencias que pudieran tener en el juego democrático de la elección de delegados la dejan de lado para unirse y defender lo propio. Que todos los años salen a luchar por distintas cosas, parando su planta y yendo a cerrar las otras plantas de la empresa también y que es por esa defensa de lo propio que la empresa los quiere dejar afuera.
Y por último estamos hablando de un personal jerárquico traído para disciplinar a los trabajadores. El Gerente Domingo Stroia y el Jefe de Personal Jorge Gonzalez se lo expresaron claramente a la comisión interna: “tenemos un plazo para hacer lo que tenemos que hacer y se nos está agotando el tiempo”.
¿Qué vienen a hacer? Bueno, en el centro de distribución de COTO, a metros nomás de Cresta Roja este dúo pro patronal hizo un lockout para asustar a los laburantes y luego permitió el ingreso a laburar a todos menos a la comisión interna y a los que los apoyaban, logrando quebrar la resistencia de los laburantes.
En Cresta Roja quisieron montar una provocación y no salió. En el escaso mes y medio que tuvieran de mandato, la comisión interna, obviamente apoyada en la fuerza de los laburantes logró mover de sus puestos a Jorge Gonzalez y a varios supervisores que maltrataban a los compañeros. Fueron rotados a otros sectores de la empresa.
El lunes 22-9 la empresa citó a la interna para discutir el despido de 130 personas. Ya habían “acercado” en la negociación de 300 despidos a 130, esperaba la empresa que los delegados “agarren viaje”. Pero recibieron una negativa por toda respuesta. Entonces se desató la provocación: En media hora trajeron a sus viejos puestos de trabajo al jefe de personal y a todos los supervisores removidos, buscando que los trabajadores abandonaran sus puestos para despedirlos con causa.
Los laburantes resistieron la provocación y al día siguiente encontraron las puertas de la planta cerradas. Ese mismo día hubo una reunión del ministerio de trabajo con los delegados, el gremio (STIA) y la empresa, en la que se dictó la conciliación obligatoria. La empresa no firmó la conciliación y al día siguiente tampoco abrió sus puertas.
Al cierre de esta edición, el 26-9 los trabajadores se llevaban el compromiso por escrito de entrar a trabajar el lunes, y custodian que la empresa no retire máquinas o insumos de la planta. Queda la inminente posibilidad que el lunes la empresa intente alguna maniobra contra la interna o algún sector de estos trabajadores que defienden sus derechos más elementales.
Corresponsal del Roble