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ELECCIONES EN LA UOM: Solo unas pocas y tibias listas de oposición mientras las reformas siguen y el salario se deteriora.

Las elecciones de la UOM llegan en una coyuntura de completo ajuste y ataque a las conquistas del movimiento obrero. La pandemia por el Covid es aprovechada por la clase patronal para avanzar de facto en un montón de medidas que incluyen la reforma laboral.

 Más allá de los dichos del gobierno acerca de su negativa en avanzar hacia una reforma laboral, la polifuncionalidad, los cambios de horarios o turnos, suspensiones, las diferentes modalidades de contratos basura como tercerizados o monotributistas, etc, ya son una realidad en muchas fábricas. Un verdadero avance en la precarización laboral que contó con la aprobación del gobierno (dejando correr sin decir nada o avalando acuerdos en el Ministerio de Trabajo como el de Toyota, petroleros, etc.) y el apoyo de las dirigencias sindicales traidoras. Fueron cientos las empresas que lograron “pequeños” acuerdos con el gremio para renunciar derechos o perder premios o adicionales que mejoraban el básico o que cambiaban turnos laborales,  aceptaban suspensiones bajo el art 223 bis sin reunir los requisitos. Un ataque directo a nuestros derechos

Está inocultable entrega, la profundización de la crisis económica, la bronca que se consolida desde abajo y el fraccionamiento y pelea por el queso por arriba, en el marco de elecciones generales dentro del gremio abrió una coyuntura de fuertes disputas en algunas seccionales y la aparición de varias listas de oposición (y algunas intervenciones de seccional). Avellaneda, Quilmes, Morón, Villa Constitución, Rio Grande como las más destacadas; en el medio en algunas hubo fumata y lograron la preciada unidad como en La Matanza.

El gran interrogante para los metalúrgicos es si el triunfo de alguna de ellas puede cambiar la suerte del obrero u obrera. Claramente no. Ninguna de estas listas representa los intereses del compañero o compañera ni se presenta como alternativa de lucha frente al enorme ajuste que se da en las fábricas y que promete agravarse.

La totalidad de ellas, salvo una en Río Negro (que desconocemos sus aspiraciones), son expresiones de ex directivos o directivos en funciones que frente a la crisis que atraviesan con más relieve en sus seccionales y frente a la oportunidad de pelear por la caja del gremio armaron listas de oposición. 

En Villa Constitución es la debilidad de González (por su política gremial desastrosa), el actual Secretario General metalúrgico, la que dio impulso al frente que lleva a un reconocido referente del PO, Claudio Miguez, y que reunió a un variopinto de ex directivos y representantes de anteriores períodos. En todo caso, la conformación del Frente Unidad 16 de marzo tiene los límites de los tiempos electorales y, más allá de las aspiraciones personales, se consolida en lo permitido por la coyuntura de crisis y el manejo del gremio por parte de los monopolios del acero, algo que los compañeros de Acíndar  conocen bien.

En Avellaneda, una de las seccionales más grandes y con mayor fuerza de poder dentro del AMBA, la disputa tampoco le escapa a la regla de estás elecciones : la oposición salió desde el cuerpo orgánico del sindicato y la disputa central es por la caja. Lo mismo sucede en Morón dónde Andrada, el actual Secretario Adjunto le armó lista a Sergio Souto o en Quilmes dónde, en este caso, fue el secretario de juventud, Adrián Pérez, quien le armó la oposición al histórico “barba” Gutiérrez.

En todas estas ocurren un fenómeno importante: la incorporación en las listas de muchísimos compañeros, activistas honestos, antiburocráticos, que ven en estás peleas una oportunidad para construir desde adentro, lograr una cuota de poder, aunque sea mínima y desarrollar su propio aparato de oposición. Una trampa de arena que entierra cualquier anhelo de consolidar una oposición desde abajo.

Está seductora idea de construir desde adentro es un atajo a ningún lado. El peso del aparato aplasta cualquier iniciativa de independencia. Lo que no se intentó llevar adelante desde “la vereda de enfrente” en el seno de la base, la resistencia activa frente a los continuos ataques en las fábricas y talleres cuando “no se tenía poder”, difícilmente sea levantado llegando al frente del gremio. Esto sucede porque el modelo sindical clásico, no importa su color, está construido sobre el verticalismo que nace desde el gremio hacia la estructura sindical y cuerpos de delegados. El aparato termina siendo más importante que las reivindicaciones levantadas por los compañeros de fabrica. Prevalece el manejo del gremio “desde el ejercicio de los cargos sindicales. De administrar desde posiciones de poder los beneficios sociales, quedándose gobernando al movimiento obrero” atándoles las manos o aislando las luchas como hoy hacen con los compañeros de Gri Calviño que reclaman al “barba” Gutiérrez un Congreso de delegados y acciones concretas para defender los puestos de trabajo y el ataque patronal. Increíblemente ¡! tampoco la lista de oposición de Adrián Pérez pone su agrupación en pie de guerra para que los compas de Gri triunfen.

Una verdadera oposición a la burocracia sindical, que tenga la fuerza de echar a patadas de nuestros sindicatos a los traidores y parásitos que viven como ricos mientras los sueldos son cada vez más pobres solo puede surgir desde las bases, unificando todos los reclamos de los compañeros y compañeras. Una fuerza social organizada en cada fábrica y taller para recuperar nuestras organizaciones, para enfrentar no solo los convenios de hambre sino también enfrentar a los planes económicos de gobierno que quieren ajustar más la tuerca de la explotación para que las patronales ganen más. 

Construir un modelo sindical ligado a un modelo económico que enfrente la explotación, que no firme compromisos de deudas en contra del pueblo y que libere a toda la sociedad de las cadenas del atraso y la destrucción, en contra de modelos de agronegocios, extractivistas, hidrocarburiferos o especulativos. 

Gustavo Galeano delegado, referente de La Matanza.

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Tren Sarmiento: la lista Bordó retuvo la seccional y el cuerpo de delegadxs

El pasado 17 y 22 de diciembre la Lista Bordó retuvo la seccional Haedo y el cuerpo de delegadxs respectivamente, tras imponerse en las elecciones a la Lista Verde del burócrata sindical Sergio Sasia.

En la primera de las jornadas se ponía en juego la conducción de la seccional Haedo de la Unión Ferroviaria que nuclea a unxs 2000 ferroviarixs que realizan sus actividades en el tren Sarmiento. La Bordó, lista que agrupa a activistas ligados a Izquierda Socialista, a la agrupación Lxs Villerxs e independientes, encabezada por Rubén “el pollo” Sobrero, obtuvo 1111 votos; mientras que la Lista Verde, encabezada por , obtuvo 498. De este modo, se mantuvo la conducción Bordó luego de haber recuperado la seccional en 2012.

En la jornada del 22, la misma Lista Bordó logró retener el cuerpo de delegadxs que dirige desde 2010. Pese a las maniobras de la burocracia que se negó hasta último momento a entregar los padrones definitivos para evitar el control y conteo de lxs electores, la lista antiburocrática consiguió 1200 votos mientras la Verde apenas 514.

Este resultado aplastante es importante para el conjunto del movimiento obrero en el marco de la crisis social y el ajuste en marcha que impulsa el gobierno al son de la negociación con el FMI y el pago de la deuda. No es menor que quede en manos de los trabajadorxs las herramientas que permiten plantarse frente a las distintas patronales cuando el conjunto de la clase viene sufriendo pérdida de poder adquisitivo con la inflación y el fantasma de la reforma laboral sobrevuela el futuro cercano. Más importante aún cuando todas las burocracias sindicales acompañan el pacto social que el gobierno de Alberto Fernández requiere para que no se agiten las aguas del conflicto social. Desde el Periódico El Roble saludamos este importante triunfo.

Por Facundo Anarres.

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La economía que se viene después de las elecciones

Si miramos la historia argentina, y en especial la historia reciente, podemos encontrar un patrón que se repite: en tanto que en los años impares la economía tiende a crecer y los indicadores sociales suelen mejorar -o al menos no empeoran bruscamente-, en los años pares se dan circunstancias completamente opuestas, ya que dichos años son más propensos a registrar duros ajustes en las condiciones de vida y caídas en el PBI. A este comportamiento se lo denomina como el “ciclo político” de la economía, y, como es de sospechar, este fenómeno está fuertemente ligado a las elecciones, ya que en años electorales, los gobernantes tienden a incentivar el crecimiento económico y evitan todo lo que pueden la implementación de políticas regresivas. 

El año 2021 es un año electoral, y por ello el gobierno actúa en consecuencia. En función de lo anterior, es sabido que los indicadores económicos y sociales vienen mejorando en relación al 2020, aunque no llegan a alcanzar los niveles pre pandemia. No obstante, gran parte de esta supuesta recuperación, presagia duros ajustes para los años venideros.

Por un lado, se espera que luego de las elecciones se dé a conocer el nuevo acuerdo con el Fondo Monetario Internacional, el cual, como es esperable, exigirá mayores recortes fiscales, que suelen recaer sobre jubilaciones, ayudas sociales, y salarios de trabajadores estatales. En función de lo anterior, no sería sorprendente que en 2022 jubilados, desocupados, laburantes informales y contratados por el Estado reciban un nuevo golpe a su bolsillo. Complementando lo anterior, también pueden esperarse reducciones en los subsidios de los servicios públicos, lo que implicará necesariamente un incremento en las tarifas, volviendo a golpear las condiciones de vida de la clase trabajadora.

Por otro lado, con el afán de suavizar el proceso inflacionario de cara a la votación, el gobierno lanzó un masivo plan de precios cuidados que tienen como fecha de vencimiento el mes de diciembre, por lo que toda la inflación contenida espera pacientemente a que pasen las elecciones y los laburantes estemos distraídos entre las fiestas y las vacaciones. Asimismo, también buscando frenar los precios, en los últimos meses comenzó un proceso de ralentización del ritmo devaluatorio, lo que augura un duro incremento del precio del dólar para el año próximo, con las duras consecuencias que trae consigo cualquier devaluación.

Y por si todo esto fuera poco, toda la oposición patronal ya salió a poner en agenda la “necesidad” de una nueva flexibilización laboral, apuntando a la indemnización y criticando abiertamente numerosos derechos ganados por la clase trabajadora luego de años y años de lucha.

En resumidas cuentas, gane quien gane la elección de noviembre, el futuro económico del país es cuanto menos gris, y el destino de los laburantes en este capitalismo argentino es, siendo optimistas, muy malo. 

Los cantos de sirena que proponen “la vida que queremos” no son más que una distracción para profundizar el ajuste venidero, al tiempo que las proclamas opositoras no tienen mucho más que ofrecer.

Nuevamente como clase trabajadora se nos presenta un futuro difícil, que solamente puede ser enfrentado con unidad por abajo, organización y lucha, tanto para defender nuestras condiciones de vida, como para lograr un gobierno de, y para los trabajadores.

Por Cristian.

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Debate: Anular el voto, con la política de la clase obrera

Ninguna lista, ningún candidato, expresa la política de la clase obrera. Es indispensable considerar que ninguna de las fuerzas políticas que se presentan a elecciones desnuda el carácter reaccionario del Congreso, ni denuncia el papel que juegan las elecciones en el capitalismo.

Las elecciones son un mecanismo que busca legitimar la explotación y la opresión sobre la mayoría, sobre quienes trabajamos y hacemos funcionar las máquinas, las fábricas, el transporte, la economía. Legitiman el régimen actual, y discuten a espaldas nuestras el futuro de nuestro pueblo, sin cuestionar la gran propiedad. 

Ninguno de las listas y candidatos dice que es necesario un levantamiento nacional para terminar con estas políticas del gran capital y del imperialismo, ni denuncia que el Congreso ha servido para sacar todas las leyes que necesitaron Macri y el FMI, que además es cómplice e impotente frente a todas las tropelías del Gobierno, utilizando las Justicia y los servicios de espionaje, reforzando el autoritarismo contra las masas. Los candidatos se cuidan muy bien de no decir qué medidas van a tomar, porque no están dispuestos a romper con los grandes bancos y el FMI, tampoco con los terratenientes ni las petroleras.

Por estas razones llamamos a anular el voto, con la política de la clase obrera. 

  1. Ajuste inmediato de salarios y jubilaciones para que alcancen como mínimo al costo de la canasta familiar ($45.000 hoy) y ajustado mes a mes de acuerdo a la inflación real.
  2. Terminar con la desocupación y toda forma de precarización laboral y esclavización en el trabajo, repartiendo todo el trabajo entre todos los trabajadores sin afectar el salario. 
  3. No a las reformas previsionales, laborales e impositivas contra los trabajadores.
  4. Desconocer toda la deuda del Estado, en pesos o dólares. Desconocer el acuerdo con el FMI, que tuvo como destino la fuga de divisas del país.
  5. Estatizar toda la banca e imponer el monopolio del comercio exterior. Para que no se fugue un solo dólar. Para impedir la importación de mercancías que se producen en el país. Para importar los insumos imprescindibles para la producción industrial y para atender la salud pública. 
  6. Expropiar sin pago a la oligarquía terrateniente, estatizando toda la tierra.
  7. Expropiar sin pago y estatizar los sectores vitales de la economía, en gran medida en manos de la multinacionales recuperando todas las privatizadas, fundamentalmente el gas y el petróleo. Anular los tarifazos.
  8. Por un sistema único, nacional y gratuito de salud y educación. 
  9. Plan de obras públicas para resolver las necesidades urgentes de la población.
  10. Confiscación de las cadenas de supermercados para garantizar una red de abastecimiento e todos los productos necesarios, desde los productos a los consumidores, a precios que se puedan pagar.

Estas medidas no pueden ser impuestas por el voto, o por ley. Solo serán impuestas con la lucha, con la acción directa de masas. La clase obrera tiene que tomar las riendas de la sociedad para terminar con el camino de la barbarie.

Agustín, militante del POR.

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