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Tierra del Fuego: Nuevo ataque de la gobernadora Bertone a la organización de los docentes

sutef

Según trascendió en medios periodísticos el Juez de 1ra instancia Guilermo Penza resolvió el desafuero del Secretario del Sutef Horacio Catena y de otro compañero de la dirección de ese gremio.

Este fallo se emite el marco de la condena penal, pedido de desafuero y de exoneración (baja de la planta del Estado) de 17 compañeros docentes de Tierra del Fuego iniciado por la Gobernadora Fabiana Rios y continuado por la Gobernadora Bertone.

Para informar y denunciar estos graves hechos se convoca desde el Sindicato Unificado de Trabajadores de la Educación Fueguina (Sutef) a una Conferencia de Prensa el jueves 1 de septiempre a las 14hs. en la sala 2 del Anexo del Congreso Nacional.

Repudiamos este hecho, uno más en el camino de querer hacer escarmentar a los trabajadores que luchan. La criminalización de la protesta social es una carta más que juegan los distintos gobiernos (nacional o provinciales) para hacer pasar el enorme ajuste en curso.

Corresponsal para El Roble.

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PERSECUSIÓN POLÍTICA Y DESPIDOS EN LA ESCUELA PÚBLICA ¿Qué pasa en la UGEE Nº12 D.E. 12 / Bachillerato Popular 20 Flores?

Somos 5 docentes despedidxs de un bachillerato popular, que abrió sus puertas en el año 2010 y que desde 2011 está reconocido como escuela pública de gestión estatal.

Trabajamos en esta escuela desde que abrió, con amor, dedicación y profesionalismo intachables, incluso sin cobrar un solo peso durante los primeros años y donando desinteresadamente nuestros sueldos de un año completo en beneficio del colegio. Tanto dentro como fuera del aula, no existen tareas que no hayamos realizado, desde administración y secretaría, hasta albañilería y electricidad. Todo lo que puedan imaginar que hace falta hacer para que una escuela funcione, lo hicimos.

El día jueves 18 de febrero nos comunicaron que no podíamos continuar trabajando en el colegio, que no podíamos dictar clases y que en consecuencia dejaríamos de percibir nuestro salario. En una palabra, que estábamos despedidxs.

Quienes nos despidieron son un grupo de docentes y personas del espacio en que funciona la escuela, acaudilladas por un puntero político y dirigente de la Corriente Política 20/21, que vive del “sueldo” que le paga una diputada porteña del FPV. Este personaje (que no es docente, pero dicta clases) y sus seguidores, se propusieron controlar la escuela y eliminar toda disidencia en beneficio de su partido político y sus prácticas clientelistas.

Entre 2008 y 2013 el individuo que dirige esta caza de brujas macartista pertenecía a Proyecto Sur, era anti-kirchnerista y solía utilizar las aulas del bachillerato a modo de local proselitista. Entre 2010 y 2011 lxs docentes, literalmente debíamos correr los afiches gigantes con la cara de Pino Solanas para poder ingresar a las aulas. Más tarde, en 2013, este puntero a sueldo se pasó de Proyecto Sur al kirchnerismo entre gallos y medianoche, de la mano de la diputada Claudia Neira. Fue entonces cuando sorpresivamente y de manera inconsulta, llevó la bandera del bachillerato a marchar detrás de la Juventud Sindical Peronista. Nosotrxs tuvimos la osadía de protestar. Y ese fue el inicio de la persecución que hoy termina en estos despidos.

El argumento “formal” que utilizaron para justificar los despidos es nuestra ausencia durante 2015 a una asamblea docente que se realiza los sábados cada 15 días, en un horario en el cual nosotrxs trabajamos en otro sitio.

Lo más escandaloso es que el mismísimo dirigente que impulsa los despidos, según consta en su propio registro, solo asistió a 2 asambleas en todo el año. Si respetaran su propio criterio tendrían que despedir prácticamente a la mitad del cuerpo docente. Esta evidencia prueba que los despidos son selectivos.

Precisamente en el ámbito de esas asambleas y desde mediados de 2013 en adelante, fuimos sistemáticamente hostigadxs por este grupo neokirchnerista, que se dedicó por todos los medios a agredirnos y expulsarnos, a tal punto que en el año 2014 intentaron (entre otras movidas) forzarnos a firmar nuestras “renuncias anticipadas” a los fines de extorsionarnos y allanar el camino legal a los despidos, una práctica desconocida incluso en las escuelas privadas más retrógradas.

Dado el clima de agresión reinante y el estrés psicológico que veníamos sufriendo, en los últimos meses de aquel año tuvimos que dejar de asistir a la asamblea de los sábados por primera vez en 4 años. Acto seguido, el grupo kirchnerista emitió una resolución inédita en la historia de la escuela: despedirían a aquellxs que no asistieran a la reunión de los sábados, que nunca antes había sido obligatoria. Una medida claramente dirigida a expulsarnos.

Al poco tiempo, durante las primeras 5 asambleas realizadas en febrero-marzo de 2015, fuimos nuevamente hostigados desde el primer momento, insultadxs (nos gritaban frente a todo el mundo “forrxs”, “boludxs”, etc.), amenazados verbal y físicamente (se nos paraban de manos y nos desafiaban a pelear). Incluso fuimos testigos de la expulsión de un grupo de estudiantes que pretendían participar sin derecho a voto.

Todo esto fue realizado con el objetivo explícito de cerrar una de las asignaturas en las que trabajábamos, con el argumento de que “no se sentían representadxs en lo ideológico”.

A dos días de comenzar el ciclo lectivo, la asignatura fue eliminada de manera exprés con 18 votos a favor, en medio de un clima de violencia, amenazas de expulsión y prohibiendo expresamente la participación estudiantil, en un bachillerato en el cual, entre estudiantes y docentes, éramos aproximadamente 120 personas.

En esas circunstancias y ante la “desaparición forzada” de una de las materias en la que impartíamos clases, 4 docentes nos vimos obligadxs a trabajar durante todo el año escolar en las peores condiciones imaginables, amontonadxs en el espacio y el tiempo de una sola materia (los miércoles de 21 a 22:15)

Desde ese momento y encontrándonos en franca minoría, no tuvimos más alternativa que dejar de asistir a las asambleas docentes, porque el grado de acoso era imposible de sobrellevar.

De manera que estos despidos son fruto de un largo ciclo de hostigamientos realizados durante años, con el propósito de echarnos de la escuela. El verdadero móvil responde a la persecución política que pretende “limpiar” de compañerxs de izquierda el bachillerato, en beneficio de la construcción particular de un partido político neokirchnerista.

Desde el año 2013 a esta parte, manipulando las voluntades en la asamblea y tejiendo consensos espúreos, este sector se avocó de lleno a intentar evitar que realicemos actividades tales como jornadas de formación sindical, porque les incomodaba que entre los invitados estuvieran referentes del sindicalismo antiburocrático como Néstor Marcolín (Línea 60), Claudio Dellecarbonara (Metrodelegado línea B), compas de LEAR y Gestamp. Nos acusaron infantilmente de ser miembros del PTS, en una actitud macartista. Intentaron impedir que visitemos la Escuela Recuperada Carlos Fuentealba para realizar una jornada de formación con compas docentes del MPLD, negándonos un préstamo para el micro, de 500 pesos del fondo común (es decir, la plata de todxs que ellxs administran con criterio ideológico), bajo el argumento retrógrado de que “se trataba de una actividad política y no pedagógica”. Trataron de boicotear una clase abierta antirepresiva porque entre los invitados se encontraba María del Carmen Verdú de CORREPI. Y un largo etcétera…

Hoy por hoy, las y los docentes despedidos tenemos prohibido el ingreso al aula y a la escuela. Y desde hace un año nos impiden firmar el libro de asistencia del personal, pese a que no registramos ni una sola inasistencia en 5 años, en una actitud extorsiva y amenazante.

Por todo esto, pedimos la solidaridad de todas la organizaciones obreras y populares y agradecemos cualquier colaboración en lograr la más amplia difusión del conflicto.

NO A LA PERSECUSIÓN POLÍTICA

NO A LOS DESPIDOS EN LA ESCUELA PÚBLICA

Docentes despedidxs de la UGEE Nº12 D.E.12 / Bachillerato Popular 20 Flores

Contacto: 11-3861-9190

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Argentina: La otra pobreza

difundimos:

Silvana Melo periodista de Pelota de Trapo
 Los muertos cíclicos por desnutrición en Chaco y en Salta (dos provincias donde los caciques feudales reafirmaron su poder días atrás), niños originarios y niños criollos, aunados por la decisión clara del Estado de mantenerlos en un confín fronterizo entre la vida y la muerte, morenos, flaquitos, mocosos. Los estragados por el paco en las villas que engordan los conurbanos de las ciudades. Los que sobreviven apilados hasta que los diezma la muerte. Todas las muertes: la violencia propia y la ajena, el hambre en común, las sustancias que los atraviesan como rayos, la bala rápida de la policía, los golpes en casa, el disparo perdido en la vecindad. Los hombres, las mujeres y los niños de la calle, asistentes al desfile del turismo internacional que recorre la Buenos Aires frívola e insulta en inglés cuando se tropieza con sus costillas.
Les falta caminar a los funcionarios.
Les falta entrar a los villorrios sin 47 patovicas que les levantan un muro a los ojos. Les falta andar por Lavalle en las noches, cuando se puebla de fantasmas de cerebro limado y familias silenciosas que despliegan colchones donde hubo manteros. Les falta andar por debajo de las autopistas, donde el brillo se vuelve sombras y en un changuito de supermercado las familias mudan su historia entera cada vez que los barre la Metropolitana. Les falta caminar Tucumán, Santiago del Estero, Catamarca. Pero no donde los llevan Beatriz Rojqués, Claudia Zamora o Lucía Corpacci. Les falta andar por los pueblos fumigados, por las casas de los niños con piel de cristal, por los pueblos oncológicos de Monte Maíz y San Salvador. Les falta adentrarse en los bosques de Formosa, en los confines de Salta, en Orán, en Encarnación. En las casitas de barro de los wichis y los qom, entre sus huesos gastados y sus dientes de tierra. Sin salud, sin nada que cazar, sin tierra feraz, sin una esperancita que voló hace tiempo con los espíritus de sus muertos, en las alas de una mariposa. Les falta caminar por el Alto, por El Frutillar, por el Bariloche sin chocolate, por el Comodoro Rivadavia donde caen, muertas de frío y de terror, las pibas chiquitas que se llevan los monstruos. Que son tipos silvestres, con cara de nada y nudillo fácil.
Sin caminar el tumulto arterial del país, hacia arriba y hacia abajo, es sencillo confundirse. Tal vez es eso lo que le sucedió a CFK. Como no tropieza con la gente que duerme en los umbrales ni con los tres millones encerrados en la cárcel sin techo de las villas, tuvo que echar mano a los viejos números del INDEC para asegurar en la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) que la Argentina tiene una pobreza menor al 5%. Es decir, apenas dos millones de personas. Bastante menor que la población de las villas.
La FAO (que es Naciones Unidas, con lo que eso significa) es cómplice de la medición caprichosa del Gobierno. En 2013 había determinado la erradicación del hambre en la Argentina. Los burócratas de la FAO también deberían caminar por la Misiones de Clos –pero sin Clos-, donde murieron centenares de niños de “paro cardiorrespiratorio”, un disfraz generalizado para ocultar el hambre. O por el Chaco de Capitanich –donde los niños wichis mueren de “enfermedad”- o la Formosa de Insfran. Sin punteros ni guardaespaldas. Donde la vida brota como semillas de la panza de la pacha. Pero a ellos se les niega.
A solas con el hambre, tienen que caminar. Aunque el hambre muerda el cinismo de los escritorios.
Si serán falsas y vergonzantes las cifras de pobreza, que el Gobierno argentino dejó de publicarlas en 2013. El Ministro de Economía se escudó para no exhibirlas en una excusa infantil: son estigmatizantes. Es decir, se estigmatiza a los pobres contándolos. Pero no fabricándolos en serie con atuendo de capitalismo humano.
Sin embargo, la investidura presidencial no pudo con la tentación y en un foro internacional que premia al país por su lucha contra el hambre en los últimos 25 años (es decir que incluye a Menem, De la Rúa y Duhalde, enérgicos combatientes por la transformación social) lanza las cifras que, como desperdicios, esperan en la calle la recolección de los residuos: 5% de pobreza y 1,27% de indigencia.
Por si no queda claro, la FAO se nutre de las estadísticas de los propios países que la integran. Es decir, las cifras de las FAO son del INDEC.
Y para el INDEC y para la FAO, Argentina tiene menos pobreza que Noruega, uno de los pocos paraísos del mundo donde se puede aspirar ser feliz.
Y menos que Alemania. Donde, dice Aníbal Fernández, “hay un 20% de pobreza estructural”.
Pero como hace ocho años se destruyó el sistema estadístico oficial, la pobreza se desquicia en números alocados. El barómetro de la Deuda Social Argentina (Universidad Católica) habla de un 27% de la población sumido en la pobreza. Más de diez millones. En 2014 la CTA oficial se sinceró y y habló de un 18 %. Unos siete millones. El Instituto de Pensamiento y Políticas Públicas (IPyPP) de Claudio Lozano cuenta 15 millones y medio (36,5%). La CGT opositora coincide con la UCA (27,8%). La Presidencia de la Nación y la FAO cuentan apenas dos millones. Con una inseguridad alimentaria (sentir, en algún momento, una sensación de hambre que no pudo ser saciada) que alcanza a uno de cada tres hogares.
¿Qué son los ocho millones que quedan en el tránsito entre el Indec y la UCA? ¿Son sólo números manejables, dígitos en una calculadora, barras en un gráfico, cifras en una carpeta? ¿O son historias? ¿O son pieles y huesos lanzados a la aventura de la supervivencia? ¿O son sueños rotos, revoluciones inconclusas, transformadores malogrados, rebeldes escondidos bajo las autopistas?
“Alimentos hay, lo que le falta a mucha gente es dinero para poder acceder a ellos”, dijo la Presidenta ante la tribuna de la FAO.
Se fabrican en la Argentina alimentos para 400 millones de personas. Pero el hambre sigue siendo una bruja que estaciona su escoba de alta gama en las puertas de las taperas. Y se lleva a los niños más vulnerables, los que tienen tos. Y huesitos que se le ven por arriba de la panza.

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Qué hay detrás de una imagen

por Fernando Fierro

La popularidad de un político es un parámetro que puede ser medido a través de encuestas, lo que permite tener un acceso rápido y simplificado del nivel de aprobación o no de una gestión. Así, el gobierno de Cristina viene bajando la popularidad después del 54 %,  sin contar las semanas de la operación quirúrgica y en el momento más caliente de la pelea con los fondos buitres, cuando subió levemente la imagen. ¿A qué se debe la caída de la popularidad? ¿es por alguna operación de prensa del grupo Clarín? ¿es porque Tinelli se pasó a la oposición? Posiblemente en alguien tenga efecto esto, pero minúsculo…¿entonces? La medición de la imagen no logra explicar o responder preguntas, para esto hay que descubrir la composición social del kirchnerismo y cómo fue variando a lo largo de estos 11 años.

Un gobierno no puede aplicar una política por cada individuo o cada familia que viva en el país. Por lo tanto, la forma  de ejercer el poder político es aplicar políticas para muchos, para sectores que agrupen a cientos de miles o para clases sociales que agrupen a millones, y en este sentido las políticas pueden ser a favor o en contra. Entonces, vamos a ver a grandes rasgos de qué manera las políticas del gobierno beneficiaron o no a los dos sectores más importantes de la sociedad capitalista, burgueses y asalariados. En esta página no se intenta agotar el tema, sino introducirlo.

De los 600.000 empresarios, 420.000 tienen menos de 6 trabajadores (talleres, quioscos, locales de comida, etc.),  171.000 son Pymes y 11.000 grandes empresas. En el primer caso, micro empresas,  florecen en los años de crecimiento económico y alto consumo, pero son las primeras en marchitarse en momentos de recesión, como el actual. En el caso de las Pymes (calzado, juguetes, textil, plástico, cuero), eje de la supuesta reindustrialización, existen gracias al subsidio otorgado con fondos de las retenciones de la soja y el trigo y de los fondos del ANSES. Así y todo no les alcanza para compensar la pérdida creciente de rentabilidad y viven sobreexplotando al trabajador.

Si observamos a la clase trabajadora, de los 12 millones de obreros, 4 millones consiguieron trabajo en estos últimos años y hubo en general un ascenso entre quienes tenían un trabajo en negro y ahora están en blanco o con mejores condiciones. Ahora bien, hace unos años que este proceso se ha estancado y ya se ven efectos de reversión, como ver la película hacia atrás. Esto es, pérdida de puestos de trabajo, caída del salario real, jóvenes que no consiguen su primer trabajo o trabajadores que tienen que vender el auto que compraron hace 4 o 5 años.

A grandes rasgos, entonces, la pérdida de popularidad del gobierno nacional es la foto de un movimiento estructural donde cientos de miles de pequeños empresarios y trabajadores que mejoraron sus condiciones de vida durante los primeros años del gobierno K hoy la ven derrumbarse. Y si el movimiento aún no es mayor es porque, en momentos de crisis, la primera reacción es el conservadurismo y la negación.

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