En principio hay que decirlo con claridad: no es un «paro de colectivos», es un lock out patronal. No hace falta conocer muy en profundidad la dinámica interna del transporte automotor, su tendencia a la centralización en un par de grupos empresariales, la interna de la burocracia de la UTA, las pésimas condiciones de trabajo, ni los vaivenes de la organización antiburocrática. No.

Alcanza con ver cómo tratan el tema los medios: se limitan a «informar» del «paro» o la baja en la circulación de coches y dejar que los representantes de esas empresas lloren al aire por los subsidios. Si fuese un paro real, una huelga obrera, tendrían un discurso muy distinto, demonizando al laburante y nuestro derecho a reclamar, habría titulares diciendo «tienen de rehenes a los pasajeros» y cosas por estilo. No pasa eso.
Se trata de los verdaderos planeros, las empresas recibiendo subsidios millonarios para que den un servicio malo y caro, contaminante y poco ágil, que presionan para recibir más subsidios. Porque claro, nunca van a discutir sus niveles de ganancias. ¿Y los medios? Absolutamente cómplices de esta maniobra.
Es pertinente en estos casos recordar la lucha de los trabajadores de la 60 en 2015: la demostración en la práctica de que no hacen falta los patrones para hacer funcionar los bondis. Demostraron allí, con el no cobro de boletos y boicoteando el lock out patronal que lxs laburantes tenemos el conocimiento sobre nuestro trabajo y que, en el caso de los colectivos, existen los recursos para hacerlos funcionar a nulo o muy bajo costo para lxs miles que todos los días los usamos para ir a trabajar. No al local out patronal. Estatización y control obrero de toda línea de colectivos que boicotee el servicio.
Por Facundo Anarres.